Un símbolo. Apostamos por una marca que se desligara lo máximo posible de una solución tipográfica y funcionase como lo hacen los signos musicales.
Una identidad que nace a partir de las tres figuras que indican la duración de las notas y que marcan el ritmo de la composición musical, que son la redonda, la blanca y la negra. Siguiendo la relación de tiempos de cada una (una redonda son dos blancas y dos blancas son cuatro negras) asignamos a cada letra del nombre Omar, una de las tres figuras según la duración en su pronunciación, donde la letra A es la más duradera.
Con ello conseguimos un relación entre LETRAS – FIGURAS MUSICALES. Diseñamos una composición gráfica a partir de círculos, cuyos tamaños hacer referencia a esta relación TAMAÑO – DURACIÓN de las figuras musicales.
Una identidad que remite a conceptos como el ritmo, el orden y la armonía, elementos clave en cada una de las obras musicales compuestas por Omar Sala.